Aquí estoy en mi búnker particular, mi habitación. Rodeado de mis cómics y libros. Me paso un tiempo cada día sentado escribiendo mi segunda novela, asesinato en el Dique. Escribir me relaja, me sirve para estar concentrado.
En estos tiempos complicados con la guerra en Ucrania, escribir es un lujo. Ves a esas pobres familias destrozadas. Hoy por la mañana en Antena 3 Noticias había una pieza sobre la muerte de un hijo por la guerra. El padre lo estaba abrazando. Había sangre por todas partes. Como periodista, cubrir una guerra es lo máximo, pero escribir sobre ello debe de ser muy duro. Esperemos que el conflicto acabe pronto y vuelva todo a la normalidad. Sino, parece que tenemos encima de la mesa la Tercera Guerra Mundial. Tengo mucho miedo.
Quería dedicarle unas líneas al conflicto. Desde luego, yo no soy ningún experto. Me gusta estar informado, pero es duro ver las imágenes cada día de ciudades destrozadas y familias buscando una vida mejor.
La era de las redes sociales
También comentaban en el informativo matinal que varios medios de comunicación en Rusia opuestos de Putin habían cerrado. Dos, concretamente. La propaganda es la base de la información para los rusos. Me recordaba a cuándo en la Universidad estudiaba lo que había hecho Joseph Goebbels. ¿Putin es el nuevo Hitler? Los informadores ahora además de los periodistas, también están en las redes sociales. Hay sobrecarga informativa.
Lo escrito permanece
Lo bueno de la escritura es que permanece. Las crónicas de lo sucedido en 2022 en Ucrania permanecerán y las estudiarán jóvenes que vayan al colegio muchos años después. Al colegio virtual me imagino. Avanzarán tanto las tecnologías que no habrá que ir al colegio de forma presencial. Suposiciones mías.
No a la guerra
Desde aquí quiero decir no a la guerra. Desde Asturias se está organizando ayuda para enviar a Ucrania. Toda ayuda es bien recibida. Solo espero que todo termine pronto.
Fuerza y ánimo.