La crisis del Oviedo sigue. Esta vez, con una nueva derrota en casa ante el Huesca. He estado allí en el Carlos Tartiere. Lo he sufrido. No fue tu tarde Obeng. Contra los «templarios» por la equipación que llevaban los visitantes, perdimos. Dura derrota.
Era la primera vez que iba al Tartiere esta temporada con mi amigo Reina. La tarde prometía. Necesitábamos una victoria. Parecía que podía ser. La primera parte fue buena. En la segunda, empezaron las tinieblas a aparecer en escena.
Cero a cero en la primera mitad. Nos íbamos al descanso. Tocaba reflexionar. Quedaba mucho partido por delante. En el 54 Carrillo adelantaba al Huesca tras una buena acción por la banda derecha. El Oviedo no supo salir del estado de derrota y nerviosismo para empatar. Bien en es cierto que lo intentaba, pero sin suerte de cara al gol.
Bolo, en la cuerda floja
Al final del partido hubo una gran pitada a los jugadores por parte de la afición. Mucho este año subimos, muchas ilusiones, pero de ilusiones viven los tontos y al final, nada de nada. El Oviedo ocupa la décimo octava posición con diez puntos. Vamos mal, muy mal.
El Oviedo nos quita años de vida
Es increíble lo que se sufre con este equipo. El sufrimiento del oviedistas nos lleva acompañando año tras año. Mucha campaña de abonados, promesas incumplidas, mucho y mucho. Y luego, nada. Nuestra penitencia, las escaleras para salir del estadio tras una nueva derrota. Este Oviedo no cambia.
Una crisis sin precedentes
El vestuario está roto. Queda mucho por hacer, pero no es solo culpa de Bolo. Hay que saber seguir. Levantarse de la caída y seguir luchando con orgullo, valor y garra. Mientras tanto…
Fuerza y lucha.